Misiones Sociopedagógicas
Mercedes López Fraquelli | Maestra. Profesora de Ciencias de la Educación
Revista Quehacer Educativo Nro 96. Agosto 2009
El Uruguay de posguerra estaba conformado por ciudades pujantes desde lo económico y cultural, con un ideal político de democracia participativa que se sentía como progreso social.
Sin embargo, la brecha generada ya en el último cuarto del siglo XIX, con la modernización, entre campo-ciudad como símbolos de barbarie-civilización respectivamente, estaba en ese momento no solo vigente, sino que se había profundizado fuertemente.
En este marco también la educación primaria del país había sufrido un proceso diferenciador, perdiendo el carácter igualador con el que había surgido. La situación del medio rural se convirtió en centro de preocupación y ocupación del magisterio nacional, a través de todos sus actores en diferentes ámbitos.
Es así que en las décadas de los 40 y 50, la pedagogía nacional se centró en los problemas de la educación en las zonas rurales y en la búsqueda de respuestas a los mismos.
Este proceso se constituyó como “movimiento” en la medida en que, por una dinámica de orígenes múltiples, fue avanzando en la formulación de principios teóricos, en el funcionamiento de recursos institucionales, y en la movilización de estudiantes y maestros, que procuraban la
obtención de cambios en la sociedad y en la escuela rural.
En este contexto, las preocupaciones centrales giraban en torno a problemas sociales (problema de régimen de distribución, tenencia y explotación de la tierra, con su consecuencia directa, los rancheríos rurales), problemas pedagógicos (como ausentismo, deserción y
aislamiento) y culturales (desconocimiento mutuo del campo y la ciudad, y de las manifestaciones culturales desarrolladas).
En 1945, coincidiendo con la creación de la FUM y con el desarrollo del “Congreso Nacional de Maestros sobre Escuela Rural” (años 44-45), surgen las “Misiones Socio-Pedagógicas” como iniciativa de la Asociación de Estudiantes Magisteriales de Montevideo, con el fin de
tomar contacto con la realidad rural y sus problemas (sociales, pedagógicos y culturales).
¿Qué son las Misiones?
Mirando hacia las misiones españolas y mexicanas, en el Uruguay, sin embargo, estas toman un carácter original porque:
- no surgen desde el Sistema con apoyo oficial, sino desde un gremio estudiantil con recursos y organización propios;
- no se desarrollan solo como misiones culturales o pedagógicas, sino que conjugan estos diferentes aspectos con un fuerte componente social;
- se vinculan fuertemente a la formación profesional de los estudiantes magisteriales, marcando profundamente a múltiples generaciones de maestros en cuanto al compromiso con la educación, la escuela y la sociedad.
Más allá de los objetivos iniciales vinculados a la formación del futuro maestro, la situación real con la que se enfrentaron las primeras misiones determinó un cambio en los mismos.
En el “Informe de la Novena Misión a Quebracho”, julio del año 1949, haciendo referencia a la primera Misión de Caraguatá, se establece:
«La experiencia allí recogida fue amplia y dolorosa. Lo que, en un principio, nació alimentado por la idea de mostrar al futuro maestro la realidad de nuestra escuela rural, de poner al educador en potencia frente a los problemas con que más tarde habría de enfrentarse tomó, enseguida, otro carácter. Los jóvenes misioneros comprendieron
que su labor iba mucho más allá. No podían limitarse ya a la simple información del medio social campesino; había que hacer algo mucho más efectivo.»
A través de los fines que se establecieron como centrales podemos ver un importante acento en el carácter no solo de formación profesional, sino también la preocupación social:
1. contribuir al mejoramiento físico y espiritual de sus habitantes;
2. tener la experiencia viva de la campaña, sus problemas y soluciones;
3. elevar un informe sobre la realidad de la zona.
La conformación heterogénea del grupo de misioneros, integrado por estudiantes magisteriales de todos los años de carrera, hizo a su riqueza tanto en lo personal como en lo profesional, pero también la incorporación de otros actores con visiones diferentes de la realidad
social enriqueció la experiencia:
«Pronto las Misiones socio-pedagógicas dejaron de ser un movimiento hecho exclusivamente por los estudiantes magisteriales; los estudiantes de agronomía estuvieron presentes con su ayuda y su esfuerzo decidido; los de medicina enviaron practicantes avanzados…; maestros veteranos pusieron su vocación y experiencia en la labor de asesoramiento técnico.»
La entrega solidaria que los estudiantes realizan en esta actividad en función del otro, dejando allí parte de su esfuerzo, de su tiempo, sin fines utilitarios (¿para qué me sirve?) realza, valoriza aún más lo realizado. «…jornadas que los estudiantes han emprendido en los períodos de vacaciones», largas jornadas que muchas veces incidían en aquellos jóvenes estudiantes:
«…recuerdo un atardecer, triste, frío, lluvioso, en que varias misioneras eran presas de la nostalgia de la ciudad, de la comodidad, de la voz de la madre, del hermano, del novio y me entusiasmó al recordar cómo reaccionaron, cómo el espíritu misionero se sobrepuso y aquellos
cinco o diez minutos de silencio fueron rotos por el acordeón piano.»
En el proceso de desarrollo de la Misión podríamos distinguir diferentes etapas.
Pre-misión
En esta etapa, el grupo se dedica al estudio de las zonas y escuelas pre-seleccionadas en cuanto a sus características económicas, sociales y culturales, que permitan detectar los problemas más serios de la zona, de la comunidad y de la escuela. Una vez seleccionada la escuela a la que se va a concurrir, se realiza una cuidadosa planificación del trabajo a realizar en las diferentes áreas.
También se dedica tiempo y esfuerzo para lograr donaciones que permitan solventar la misión y aportar a la escuela aquello que necesite.
Misión
El tiempo presencial de Misión implica el desarrollo de lo planificado con evaluaciones en cada jornada, de lo realizado y lo por realizar, en cada campo de actividad:
• sociales - recorrido de la zona, visitas a hogares, encuestas, censos;
• pedagógicas - charlas educativas, trabajo con los niños, con la comunidad;
• culturales - funciones de teatro, cine, títeres, danza, etc.
El Informe citado incluye la descripción y evaluación de diferentes actores de la zona con respecto a la Misión realizada. Así, el Juez de la 8ª Sección del Dpto. de Cerro Largo, Dr. Nelson Zolessi, escribe:
«Cierro los ojos y se me representan aquellas escenas de los equipos distribuidos por el rancherío; del misionero conversando con el paisano que se entregaba de corazón; de la atención que prestaban a las charlas y demás actos en la sede de la Misión, del cariño y agradecimiento
que, a falta de palabras brotaba en los ojos de las madres que del estudiante de medicina escuchaban consejos sobre el cuidado del pequeño o del que estaba aún en sus entrañas; la complacencia con que aun el paisano -tan desconfiado siempre- escuchaba y aceptaba las
directivas dadas por el futuro agrónomo; veo aquella anciana que en forma aún torpe, mientras escuchaba la charla sobre la hidatidosis, trataba de mejorar en el tejido de lana el punto que la futura maestra le había enseñado…»
Pos-misión
Centrada en la evaluación del trabajo realizado, la redacción del Informe y la divulgación del mismo.
En 1956 se concreta la creación del “Centro de Misiones”, con presupuesto nacional, fiscalizado por el CNEPyN, en el marco de los IINN.
Desde la primera Misión a Caraguatá hasta la última de ese período a Est. Getulio Vargas en 1971, sea como misiones viajeras o misiones permanentes, los 26 años en los que se desarrollaron se constituyeron en herramienta central de difusión, primero, y de concientización, después, de la situación real que vivía el Uruguay profundo.
Mucho se ha planteado en relación al valor social de las Misiones y aunque, como en todo, la diversidad de visiones crea opinión diversa, creemos que cumplieron, también en este campo, un papel fundamental:«…y veo a Quebracho en su realidad actual, lo veo inquieto, veo la Comisión de Vecinos trabajando… Ese espíritu de unión infundido por ustedes, ese sentimiento de confraternidad y de cooperación que antes de la Misión no existía, esa inquietud de
responsabilidad que cada miembro de una colectividad tiene frente a todos, predicado en aquellas conferencias, han convertido a Quebracho en un campo fértil a cualquier iniciativa.»
Con la activa participación de figuras relevantes del magisterio nacional, representadas quizá en la figura del maestro Julio Castro, se fueron conformando como parte de la historia pedagógica y social más rica del Uruguay.
El rescate del pensamiento pedagógico nacional ha sido y es una de las deudas más importantes que tenemos todos los actores vinculados a la educación.
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CRONOLOGÍA
1923. Comienza las Misiones Culturales mexicanas.
1931-1939. La República Española crea el Patronato de las Misiones Pedagógicas. La actividad misionera se acercará a unas 6.000 aldeas, llevando entre otras actividades, cine, museos, teatro, títeres, música y repartiendo 600.000 libros por las escuelas rurales del país.
1945. Los estudiantes normalistas de Montevideo organizan la primera misión pedagógica a Caraguatá.
1949. Creación del Primer Centro Departamental de Misiones Socio-Pedagógicas en el Departamento de Cerro Largo.
1950. Proyecto de Estatutos del Instituto Central de Misiones Sociopedagógicas de Montevideo, que aparentemente no es aprobado.
1955. Primera Misión Socio-Pedagógica Permanente del País Pro-Recuperación y Desarrollo integral de Centurión.
1955. Aparece “Inquietud” Revista del Centro de Misiones Sociopedagógicas de Tacuarembó.
El Centro de Misiones Sociopedagógicas de Tacuarembó apoya la apertura del Liceo Nocturno.
Plantea la creación del Internado Escolar, la enseñanza en la cárcel para los presos y apoya la creación de la Escuela Experimental de Policía.
1956. Encuentro preparatorio para el Primer Congreso de Centros de Misiones del 23 al 24 de junio en la ciudad de Rivera. Estuvieron presentes los Centros de Misiones Sociopedagógicas de: Montevideo, Tacuarembó, Cerro Largo, Durazno y Rivera.
1956. Primer Congreso de Centros de Misiones Sociopedagógicas del 12 al 15 de octubre. Fue organizado por los Centros de Montevideo, Rivera, Tacuarembó, Cerro Largo y Durazno. En calidad de observadores concurrieron los Centros de Paysandú, Treinta y Tres, Salto y representantes de organismos docentes extranjeros (Argentina, Chile).
1956. Se aprueban los Estatutos del Centro de Misiones Sociopedagógicas de Montevideo.
1957. Las Misiones son reconocidas por el Estado. La Ley de Presupuesto General de Gastos, de fecha 31 de enero, destina 200.000 pesos para su organización a través del Consejo Nacional de
Educación Primaria y Normal. Esto provoca la burocratización de las misiones, que deben rendir cuentas para recibir la financiación, y la división de los Centros de Misiones en oficiales y no oficiales.
1958. Reunión de los Centros de Misiones Oficiales del 29 al 31 de agosto en la ciudad de Montevideo. Asistieron delegados de Artigas, Canelones, Cerro Largo, Colonia, Durazno, Flores, Florida, Lavalleja, Maldonado, Montevideo, Paysandú, Río Negro, Rivera, Rocha, San José, Salto, Soriano, Tacuarembó y Treinta y Tres y delegados de los centros no oficiales de Lavalleja y Montevideo.
1959. Se organiza el Departamento de Extensión Universitaria y Acción Social en la Universidad de la República. Este departamento pone en funcionamiento tres proyectos misioneros: rural en Pintos, urbano en el Barrio Sur de Montevideo y suburbano en tres barrios: Instrucciones, Borro y Unidad Casavalle.
1965. Estudiantes de los Institutos Normales de la ciudad de Montevideo crean el Grupo Misionero “Nelly Couñago de Soler”
1967. Encuentro de Misioneros convocado por el Grupo Misionero “Nelly Soler” en la ciudad de Montevideo.
1987. Se reanudan las actividades del Centro de Misiones Sociopedagógicas de Treinta y Tres con la misión a Estación Rincón. Entre este año y 1992 se realizaron otras cinco misiones. Tras un
período de inactividad, ésta se retoma en 2005 hasta el presente.
2002. Se crea en el Instituto Normal de Montevideo la Comisión de Extensión “Maestro Julio Castro”.